Militares listos para golpe a cárteles extranjeros
En un giro contundente de su política de seguridad nacional, el expresidente y actual candidato republicano Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva que autoriza al Ejército de Estados Unidos a desplegar operaciones directas contra cárteles de la droga extranjeros. La medida, sin precedentes en su alcance, redefine al narcotráfico internacional como una amenaza equiparable al terrorismo global, y otorga al Pentágono un margen de acción ampliado sin necesidad de aprobación previa del Congreso.
El objetivo declarado de Trump es combatir el tráfico de drogas “en su origen”, justificando la acción militar como un esfuerzo por frenar el flujo de fentanilo y otras sustancias que ingresan a Estados Unidos a través de redes criminales transnacionales. La orden ejecutiva contempla el uso de inteligencia militar, operaciones encubiertas y despliegues tácticos fuera del territorio estadounidense, en coordinación —cuando sea posible— con gobiernos aliados.
La reacción internacional ha sido inmediata. Desde México, principal punto de tránsito de muchas de estas organizaciones criminales, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que su país no se encuentra en riesgo de intervención militar, y reiteró su compromiso con la cooperación bilateral en materia de seguridad.
La decisión de Trump ha sido celebrada por algunos sectores conservadores como una muestra de mano dura frente al narcotráfico, pero ha despertado fuertes críticas en ámbitos diplomáticos y de derechos humanos, que advierten sobre las posibles implicaciones legales, la soberanía de otros países y el precedente que puede sentar esta medida en la política exterior estadounidense.
Con esta iniciativa, Trump coloca el combate al narcotráfico como eje central de su campaña presidencial, apelando a un electorado preocupado por la crisis de drogas y la inseguridad en las fronteras.