La medida busca “proteger el buen uso del idioma” y evitar “injerencias ideológicas”, según el Gobierno salvadoreño.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció este jueves la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en todos los centros educativos públicos del país. La medida, oficializada a través de un memorándum difundido en redes sociales por la ministra de Educación, Karla Trigueros, ha generado debate tanto dentro como fuera de las fronteras salvadoreñas.
“Desde hoy queda prohibido el mal llamado ‘lenguaje inclusivo’ en todos los centros educativos públicos de nuestro país”, señaló el mandatario en su cuenta oficial de X, respaldando la decisión adoptada por el Ministerio de Educación.
La disposición incluye la eliminación de expresiones como “amigue, compañere, niñe, alumn@, nosotras, jóvenxs” y cualquier otra variación considerada una “deformación lingüística” con referencias a la ideología de género. El objetivo, de acuerdo con Trigueros, es consolidar una comunicación “clara, uniforme y respetuosa”, así como resguardar la formación de la niñez y adolescencia.
En febrero de 2024, el entonces ministro de Educación, José Mauricio Pineda, ya había adelantado la intención gubernamental de retirar todo contenido vinculado a la ideología de género de la educación pública. El propio Bukele, en un foro en Estados Unidos, defendió que “los padres deben estar informados y tener voz y voto en lo que van a aprender sus hijos”.
Esta decisión coloca nuevamente a El Salvador en el foco del debate regional sobre los alcances del lenguaje inclusivo, un tema que divide opiniones entre sectores que lo defienden como una herramienta de inclusión y aquellos que lo ven como una imposición ideológica.
En Ecuador, el uso del lenguaje inclusivo también ha sido objeto de discusión, especialmente en espacios académicos y comunicacionales. Aunque no existe una normativa oficial que lo prohíba, la Real Academia Española (RAE) ha reiterado en varias ocasiones que expresiones como “todes” o “compañeres” no forman parte de la norma lingüística.
En el ámbito educativo ecuatoriano, si bien algunos colectivos sociales y universitarios promueven su uso como herramienta de visibilización de género, la práctica aún no se ha extendido de forma masiva en las aulas ni en la currícula oficial.
La decisión de Bukele podría marcar un precedente para otros gobiernos de la región, que observan con atención cómo el debate sobre el lenguaje refleja discusiones más profundas: la relación entre cultura, identidad, política y derechos sociales.
En un país como Ecuador, donde la diversidad cultural y lingüística es un rasgo fundamental —con 14 nacionalidades indígenas y más de 10 lenguas ancestrales—, la discusión sobre el lenguaje inclusivo podría tomar un matiz distinto: no solo enfocado en el género, sino también en la preservación de la identidad y la pluralidad cultural.
❓ Y tú, ¿crees que Ecuador debería seguir el mismo camino que Bukele o mantener abierto el debate sobre el lenguaje inclusivo?
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