El símbolo patrio que une generaciones y refleja la identidad nacional
Cada 26 de septiembre, Ecuador se detiene para rendir homenaje a uno de sus símbolos más importantes: la Bandera Nacional. Más allá de un acto protocolario, la fecha es una oportunidad para recordar el origen, la evolución y el significado del tricolor que hoy representa la soberanía y la identidad de los ecuatorianos.
Un día de civismo y compromiso
El Congreso Nacional, en 1955, decretó oficialmente que cada 26 de septiembre se conmemore el Día de la Bandera. Desde entonces, en escuelas y colegios del país se realiza la tradicional jura de la bandera, un acto en el que los estudiantes de tercer año de bachillerato se comprometen a defender los valores de la nación, sellando así un momento de civismo y orgullo patrio.
De siete banderas al tricolor actual
La historia de Ecuador ha estado marcada por diferentes emblemas hasta llegar al actual. En total, el país tuvo siete banderas antes de consolidar la que flamea desde 1900:
1809 – Bandera del Primer Grito de Independencia: Blanco con una cruz verde, izada en Quito el 10 de agosto.
1820 – Bandera de la independencia de Guayaquil: Celeste con una estrella blanca en el centro, símbolo de libertad.
1820 – Variación guayaquileña: Celeste con tres estrellas blancas, representando a Guayaquil, Quito y Cuenca.
1822 – Bandera de la Gran Colombia: Amarillo, azul y rojo en franjas horizontales, la misma que adoptó Simón Bolívar.
1830 – Primera bandera de la República del Ecuador: Azul y blanco con estrellas, inspirada en el pabellón de Guayaquil.
1835 – Modificación con más estrellas, en representación de las provincias.
1845 – Bandera marcista: Celeste y blanco con tres estrellas azules.
Finalmente, en 1860, el presidente Gabriel García Moreno retomó los colores grancolombinos —amarillo, azul y rojo— y en 1900, bajo el mandato de Eloy Alfaro, se oficializó el actual tricolor con el escudo nacional al centro.
El significado del tricolor
Amarillo: La abundancia, riqueza y fertilidad de nuestras tierras.
Azul: El cielo, el mar y la grandeza que rodea al Ecuador.
Rojo: La sangre derramada por los héroes de la independencia.
Este conjunto de colores no solo habla de la geografía y los recursos del país, sino también de la memoria y el sacrificio de quienes lucharon por la libertad.
Un símbolo que une a un país diverso
La bandera ondea en plazas, edificios públicos y en los balcones de los hogares ecuatorianos. En ella convergen todas las regiones: Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos, recordando que, pese a las diferencias culturales y sociales, los ecuatorianos comparten un mismo ideal de nación.
El homenaje de este 26 de septiembre cobra especial relevancia en un país que enfrenta múltiples retos sociales, económicos y políticos. La bandera, más que un símbolo estático, se convierte en un llamado a la unidad y al compromiso ciudadano.
